miércoles, 6 de noviembre de 2013

El misterio de la "Ciudad de Luz" en medio del Atlántico, aclarado por la NASA

Un mapa nocturno de la Tierra realizado por un satélite muestra una gran cantidad de luces completamente inesperadas a unos 300 km de la costa de Argentina, donde no debería haber nada. Ahora tenemos la explicación



Mapa de luces nocturnas
Mapa de luces nocturnas
En diciembre de 2012, el Centro Nacional de Datos Geofísicos de la Administración Nacional de los Océanos y la Atmósfera de EE.UU. (NOAA) y el Observatorio Terrestre de la NASA dieron a conocer un nuevo mapa de la Tierra tal y como aparece de noche. Elaborado con los datos del satélite Suomi NPP, este mapa de luces nocturnas ofrecía una claridad y una resolución sin precedentes, y mucha más sensibilidad a la luz. Tanta, que el resultado ofreció más de una sorpresa.

Por ejemplo, el satélite detectó una gran cantidad de actividad humana en medio de los campos rurales de gas natural en Dakota del Norte (EE.UU.), una gran cantidad de luces en Australia Occidental, donde se creía que no debía de haber ninguna y, sobre todo, encontró algo muy raro en la costa de Argentina: una «ciudad de luz» aparecía en el medio del Océano Atlántico Sur, entre 300 y 500 kilómetros mar adentro. No existen asentamientos humanos en ese lugar, ni incendios ni pozos de gas. ¿Qué era entonces esa especie de visión lumínica triangular?

Luces nocturnas
Luces nocturnas
Se trata de barcos de pesca en alta mar, iluminados en la noche, que se agrupan a lo largo de líneas invisibles: el borde submarino de la plataforma continental, la corriente de las Malvinas rica en nutrientes, y los límites de las zonas económicas exclusivas de Argentina y las Islas Malvinas, donde los barcos de otros países no pueden pescar. Esos pescadores nocturnos están a la caza del Illex argentinus, una especie de calamar de aleta corta, el segundo más pescado en el planeta. El calamar se encuentra a lo largo de decenas de cientos de kilómetros desde la costa de Río de Janeiro hasta Tierra del Fuego. Viven de 80 a 600 metros bajo la superficie, se alimentan de camarones, cangrejos y peces y, a su vez, sirven de merienda a los peces más grandes, ballenas, focas, aves marinas, pingüinos... y, claro, a los seres humanos .

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