La espectacular imagen ha sido tomada en una de las áreas más desconocidas de la Gran Nube de Magallanes, a unos 160.000 años luz de la Tierra
Nebulosa de Cabeza de Dragón, nube de Magallanes |
Se trata de una nebulosa de emisión, consistente en nubes de gas que brillan debido a la energética radiación que emana de las estrellas jóvenes. Esta radiación arranca electrones de los átomos de gas que, finalmente, se recombinan con otros átomos y emiten luz. Mezclados con el gas, aparecen oscuros grumos de polvo que, más que emitir luz, la absorben, creando sinuosos caminos y oscuras formas en la nebulosa.
Las formas filamentosas a la izquierda de la imagen no son el resultado del nacimiento de estrellas, sino de su muerte. Fueron creadas por uno de los eventos más violentos que pueden darse en el universo: una explosión de supernova. Estas explosiones son tan brillantes que, a menudo, durante un corto periodo de tiempo, iluminan toda la galaxia que las aloja antes de debilitarse y hacerse menos visibles durante semanas o meses.
Mirando esta imagen puede parecer difícil hacernos una idea del verdadero tamaño de estas nubes, de varios cientos de años luz. La Gran Nube de Magallanes es enorme, pero comparada con nuestra galaxia es muy modesta en cuanto a su extensión, alcanzando tan solo 14.000 años luz, unas diez veces más pequeña que la Vía Láctea.
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