viernes, 11 de octubre de 2013

Una nave utilizó el pasado Miércoles la Tierra como "tirachinas" para volar a Júpiter.

La nave Juno de la NASA sobrevolará nuestro planeta a 560 km de altura para impulsarse y salir disparada hacia su destino 


Hace dos años, la NASA envió al espacio una nave, Juno, destinada a revelar los secretos de Júpiter, el mayor de los planetas de nuestro Sistema Solar, adónde llegará en 2016. Pero su viaje no es en línea recta. Para conseguir llegar a su destino, la sonda debe girar primero alrededor de la Tierra. El pasado Miércoles (en España será ya la madrugada del Jueves) realizará su último acercamiento y utilizará la gravedad de nuestro planeta como si fuera un tirachinas, de forma que la impulse hacia Júpiter, una maniobra denominada asistencia gravitacional.

Recración de Juno y Júpiter
Recración de Juno y Júpiter
Cuando una nave espacial vuela cerca de un planeta, ambos objetos sienten el tirón gravitatorio del otro. Pero debido a que la nave espacial es mucho más pequeña, se someterá a un gran tirón mientras que el planeta masivo difícilmente notará nada. Durante su sobrevuelo sobre la Tierra, 20 minutos dentro de la sombra del planeta y a 560 kilómetros sobre su superficie, Juno le roba un poco de impulso a nuestro planeta en su órbita alrededor del Sol, dando a la nave espacial suficiente energía para ir más allá del cinturón de asteroides y viajar hasta Júpiter. Aumentará su velocidad a cerca de 7,3 kilómetros por segundo. 
 
La maniobra de sobrevuelo supone una parte esencial de la misión porque cuando Juno se puso en marcha, no había disponible un cohete lo suficientemente potente como para enviar una nave espacial tan pesada (3.267 kilos) directamente a Júpiter. El sobrevuelo también servirá al equipo de Juno como ensayo para probar los instrumentos y la práctica de ciertas operaciones en la Tierra antes de llevarlas a cabo realmente en Júpiter.

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